sábado, 2 de agosto de 2014

Más allá del vinilo: El místico viaje de The Beatles a la India

Año 1967, el año más psicodélico para The Beatles. En junio ya había sido lanzado su álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, y en noviembre se lanzaría otro arsenal de Rock psicodélico: el Magical Mystery Tour. En agosto de ese año, y bajo una amplia influencia de meditación y filosofía oriental, los Beatles habían acordado asistir una semana a la India, para estar en el campamento del Maharishi Mahesh Yogi, que anteriormente había recibido a Ray Manzarek y John Densmore, tecladista y baterista de The Doors, respectivamente.

En plenos años 60's, la filosofía hippie se habían enraizado en la vida de miles de jóvenes alrededor del globo, por lo que la meditación y la necesidad de un guía espiritual estaban como objetivos principales y el Maharishi supo aprovechar eso. A la llegada de los Beatles a la India, el Maharishi sabía la importancia que ellos tenían en ese momento y los acogió bajo ciertos intereses. Fue allí donde George Harrison aprendió a tocar la cítara, bajo las enseñanzas de Ravi Shankar. Pero los Beatles no fueron solos: llevaron a un grupo de mujeres, entre las que se encontraba Mia Farrow. En algunas sesiones de meditación, el Maharishi se mostró muy afectivo con ella, por lo que le causaba incomodidad a la mujer , y en una ocasión, salió corriendo y llorando desconsoladamente.
Los Fab Four con el Maharishi - 1967

Los Beatles no tardarían en enterarse de eso, por lo que decidieron hacer las maletas e irse de regreso. El Maharishi se dirigió a John Lennon preguntándole la razón de su partida, y este respondió: "Si eres tan cósmico sabrás por qué". De inmediato cambió su expresión y miró a Lennon con deseos de asesinarle. Después, la prensa internacional y todos los aficionados a los Beatles se cuestionaron su rápido regreso. En una entrevista, Lennon dijo: "Creemos en la meditación, pero no en Maharishi y su movimiento. Nos equivocamos, él tan solo es otro humano como el resto de nosotros". 

De su experiencia en el campamento místico surgieron muchas canciones, casi todas incluidas en el álbum The Beatles o White Album. En la canción "Sexy Sadie", John Lennon muestra su decepción y descontento para con el Maharishi de la India, mostrando que él fue solo un timo, una estafa, pero para no mencionarlo e incurrir en cuestiones legales, el nombre de él en la canción ha sido cambiado o censurado de cierta forma. 

 

jueves, 17 de abril de 2014

Hippies colombianos: su jardín de las delicias

Hace 40 años, los hongos más apetecidos por los hippies colombianos crecían en el estiércol del ganado cebú que rondaba las orillas del río La Miel, en el oriente de Caldas.  El lugar era el paraíso de todos los mechudos que para llegar debían seguir unas coordenadas muy precisas: ‘Isaza, Caldas, kilómetro 30 vía La Dorada, preguntar por don Manuel Quinceno, Hacienda Pozo Redondo’.  En el camión de la leche o a pie, los hippies recorrían la ruta de peregrinación que los dirigía a una finca de alucinación, espiritualidad y, por supuesto, paz y amor.
La Miel, como popularmente se conocía al paraíso hippie de inicios de los setenta, era un terreno llano de dos hectáreas. El río bordeaba la finca y en la mitad se formaba una playa de arena reluciente. Don Manuel Quinceno era el  dueño de la parcela en donde vivía con su esposa, su suegra y sus dos hijos. Cabañas de guadua, con techo de hojas de plátano y piso de barro, eran la vivienda de estos humildes campesinos.
Además del platanal sembrado por don Manuel, en la finca abundaban los hongos que emergían de los excrementos del ganado que había sido importado de la India en los años cuarenta, y que era el único capaz de producir con sus heces la psilocibina, principal agente alucinógeno de los hongos. Entonces, varios hippies no consideraron insensato sacralizar a los animales que ayudaban a producir el fruto que los vinculaba armónicamente con el ser y la naturaleza. Como los hindúes, los hippies decían que el ganado era sagrado, que los hongos eran mágicos.


Orlando Rosas, uno de los hippies bogotanos de inicios de los setenta, había descubierto La Miel porque su familia tenía una finca en el Magdalena Medio. En una jornada de pesca, Rosas fue a dar a los terrenos de don Manuel y no tardó en contarle a sus amigos hippies, que poco a poco empezaron a frecuentar el lugar donde se vivían los viajes más fascinantes de hongos. 
Los alucinógenos naturales se convirtieron en la novedad dentro de la variada oferta de drogas sintéticas que consumían los hippies criollos: LSD, bifeta, mequelón, qualude, mándrax o window pain. Todos estos eran ácidos y ‘pepas’ para experiencias muy a tono con la espiritualidad y la conexión cósmica de los hippies. Pero tal vez los hongos eran los que producían los mejores efectos para lograr dichos fines, pues consumidores de distintas ciudades de Colombia, e incluso muchos extranjeros, pasaron por La Miel.   
Los hongos estaban por todas partes, eran gratis y, lo mejor, naturales. La cantidad suficiente para alterar la conciencia dependía de cada persona; decían que la medida exacta era siete hongos, aunque a veces bastaba con solo uno y en el caso más extremo se necesitaban hasta 70. Algunos se los comían directamente del piso pero otros preferían acompañarlos con algo de miel para disminuir el sabor a humedad. En medio de tanta naturaleza, un viaje de estos hongos hacía que los hippies se sintieran en el cielo. El clima caliente, los olores del campo, el paisaje, la paz del río, todo se combinaba para adentrarse a la onda mística y cósmica. 
Muchas veces, las ‘trabas’ en La Miel eran comunitarias. Decenas de hombres y mujeres hippies se unían en una sola experiencia psicotrópica. Juntos cantaban y tarareaban canciones de Jimi Hendrix, Beatles, Bob Dylan o de grupos locales como La Gran Sociedad del Estado, La Banda del Marciano, Terrón de Sueños, Génesis, La Columna de Fuego y Siglo Cero. Era un campo nudista donde se consumaba el amor, y el río refrescaba la pasión de los jóvenes melenudos.


Don Manuel, al ver que su terreno se había convertido en una romería de hippies, decidió cobrar pasaje por el viaje de hongos. Pero estos jóvenes no llevaban mucho dinero en sus bolsillos, y no tuvieron más opción que pagar con sus mochilas, gafas, pulseras y demás chucherías de la época psicodélica. Hubo algunos hippies que se instalaron por varios meses en la parcela de don Manuel, a quien le ayudaban en las labores de cosecha y pesca.
La Miel dejó de ser un secreto hippie el día en que periodistas fueron a ver con sus propios ojos cómo los jóvenes se la pasaban dichosos y sin ropa. En los periódicos se publicaron varios artículos sobre el paraíso de los hippies al oriente de Caldas, que no tardó en llenarse de más gente y también alertó a las autoridades que nunca vieron con buenos ojos a los representantes de la contracultura en Colombia. 
Además de La Miel, Taganga, San Agustín, Pandi, y las orillas del Río Pance eran algunos de los otros lugares donde emergieron comunas hippies dedicadas al consumo de hongos, que ya tenían fama internacional por su particular efecto de “correr el velo y descubrir el interior del ser”, como lo describían los seguidores de lo que se conocía como ‘La ruta sagrada', es decir, las distintas paradas de la peregrinación hippie a la colombiana.



En 1974 Don Manuel Quinceno fue asesinado. Se dice que los autores fueron  bandidos de la zona que habían empezado a frecuentar los terrenos por rumores de la supuesta riqueza de Don Manuel gracias a sus ‘clientes’ hippies. La Miel había sufrido las barbaries de la época de violencia de los años cincuenta, y el terror volvió después con la aparición de grupos paramilitares en el Magdalena Medio. Así,  la inseguridad primó en el lugar que poco tiempo atrás solo conocía de la paz, el amor y la felicidad de unos jóvenes que disfrutaban del viaje directo a la conciencia.
Hoy, después de casi cuatro décadas de la desaparición de La Miel, se ofrecen atracciones y actividades turísticas por el sector. Balsaje, vaquería, pesca deportiva, senderismo, remplazaron lo que antes era un happening continuo de los auténticos hippies colombianos. 

Escrito por Jorge Esteban Benavides N.
Fuentes: Hippismo Criollo, 40 años después, tesis de Sandra Ramírez Carreño. Bogotá, Epicentro del Rock Colombiano entre 1957 y 1975, libro de Umberto Pérez. Criollos 60's, documental de María Elvira Talero. Entrevistas a Tania Moreno, Édgar Sarasty y Jorge Latorre. 


domingo, 30 de marzo de 2014

Banda psicodélica de la semana: 13th Floor Elevators

13th Floor Elevators fue una banda de Rock Psicodélico de 1965, formada en Austin, Texas, Estados Unidos. Son reconocidos por ser la primera banda en emplear la palabra psicodelia en un álbum: The Psychedelic sounds of the 13th Floor Elevators. En español: Los sonidos psicodélicos de los 13th Floor elevators.

Además de eso, fue la primera banda en implementar el efecto de las drogas psicoactivas a sus canciones. Su éxito más rotundo es el single You're gonna miss me, del álbum The Psychedelic sounds of the 13th Floor Elevators. (vínculo al álbum)

La banda se desintegró tras publicarse Bull of the Woods, debido a que Rocky Erickson fue condenado por posesión de marihuana y para evadir la condena en la cárcel, se declaró mentalmente incapacitado, por lo cuál estuvo recluído durante tres años en un hospital psiquiátrico. La banda siguió sin él la grabación del álbum. 

Discografía de 13th Floor Elevators 

  • The Psychedelic sounds of the 13th Floor Elevators (1966)
  • Easter everywhere (1967)
  • Bull of the Woods (1968)
  • Live, no es en vivo, son outakes de estudio tempranos. (1968)

sábado, 22 de marzo de 2014

A todos los psicovisitantes

Les deseo unas psicodélicas noches. Este blog será actualizado cada semana, exactamente cada viernes, con experiencias de los seguidores del blog o las mías, compartiremos música, artículos, fotos, venta de artículos como CD's, camisetas, y cosas varias. Anímense a participar!